viernes, 5 de octubre de 2012



El impuesto al salario ya afecta a dos millones de trabajadores. Otros tantos han quedado excluídos de las asignaciones familiares. Mientras tanto, las sumas y los adicionales “en negro” pesan cada vez más en la conformación del salario.


Es una forma de “aplanar” las categorías y bonificaciones del convenio.

De condicionar nuestros ingresos a jornadas agobiantes.

Y de aniquilar nuestras jubilaciones futuras, que sólo se calculan sobre los ingresos en “blanco”.

La mayoría de la clase obrera -y casi todos los jubilados- están muy lejos de percibir salarios y haberes que alcancen a la canasta familiar.

Para un tercio de los trabajadores, lo único que existe es el trabajo -y el salario- en negro.

Por todas estas reivindicaciones, necesitamos un paro general y un plan de lucha de toda la clase obrera.

Y una alternativa política de los trabajadores, frente a los “ajustadores” del oficialismo o la oposición.

Con estos planteos, vamos a la Plaza de Mayo el próximo 10 de octubre.

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